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En uno de nuestros anteriores artículos «6 Útiles consejos de mantenimiento preventivo para tus equipos»   recomendábamos» trabajar en edición contra discos específicos de vídeo» Hoy hemos decidido centrarnos en las tarjetas de memoria y discos SSD.

Con la aparición de los equipos de grabación digital, surgió la necesidad de buscar medios más adecuados que la cinta para el registro de la ingente cantidad de datos que genera una señal de video.

El trabajo en cinta magnética supone un grave problema de fiabilidad. Aunque las cintas son manejables y han formado parte del entorno audiovisual durante muchos años, su utilización requiere de equipos con mecánicas complejas, que sufren desgaste y necesitan mantenimiento rutinario. La propia cinta es delicada, susceptible de sufrir enganchones y está confinada en una carcasa de plástico que se rompe con relativa facilidad.

A medida que crecía el uso de cámaras ENG digitales, fabricantes como Panasonic probaron a desarrollar cámaras que incorporaban discos duros tradicionales (HDD). Esta primera aproximación era muy pesada y no dejaba de suponer riesgo de daño en el material registrado, ya que los HDD siguen teniendo partes móviles susceptibles de fallo. Desde entonces, todos los fabricantes han trabajado en el desarrollo de memorias de capacidad de grabación suficiente y tamaño reducido, que no tuvieran ninguna parte móvil y que por tanto fueran absolutamente fiables desde el punto de vista mecánico. Estos dispositivos de almacenamiento se conocen como “unidades de estado sólido”.

Dispositivos de Estado Sólido

En 1994, Sandisk  especificó y produjo la primera tarjeta CompactFlash (CF), que surgía como competencia a las PCMCIA. Desde entonces, la tarjeta CF ha logrado imponerse en el campo de la fotografía digital profesional y es considerada por muchos como punto de partida para el uso de los dispositivos de estado sólido en el registro de imágenes.

Las tarjetas CF tienen una excelente relación calidad/precio, pero aun así, son caras para el consumidor doméstico. Por este motivo, en 1999, Sandisk, Panasonic y Toshiba presentaron conjuntamente un nuevo estándar de tarjeta, la SD (Secure Digital). La tarjeta SD es de menor tamaño que la CF y resulta mucho más manejable y económica que esta, aunque sus prestaciones originales también eran menores. Con el paso del tiempo, han aparecido versiones de la SD que incrementaban su capacidad original:

  • SDSC – La original SD Standar Capacity (Capacidad Estándar)
  • SDHC – SD High Capacity (Alta capacidad)
  • SDXC – SD Extended Capacity (Capacidad Extendida)

El reducido tamaño de una tarjeta de memoria supone una limitación física que por el momento, mantiene la capacidad máxima de estas a 128GB, aunque sigue creciendo. Cuando necesitamos mayor capacidad debemos recurrir a los Discos Duros de Estado Sólido. En realidad los llamamos discos por funcionalidad, pero no contienen ningún disco, si no que están formados por conjuntos de memorias capaces de mantener de forma permanente la información.

Nuevamente Sandisk, en 1991, fue el primero en comercializar un disco SSD de tan solo 20MB, que supuso el origen del uso masivo de estos dispositivos. Actualmente Sandisk fabrica discos SSD de 960GB pensados para aplicaciones de vídeo.

Ventajas de la tecnología de Estado Sólido

Las ventajas son bastante evidentes. Hacemos a continuación un resumen con las más importantes:

  • Sean discos o memorias, no contienen partes móviles y por tanto se reduce a menos de la mitad la posibilidad de fallo. La mayoría de fallos de un disco duro tradicional proceden de sus partes móviles (fallos de motor o aterrizaje de cabezas) siendo poco habituales los fallos de electrónica.
  • Los discos HDD tienen un proceso de arranque de algunos segundos. Tarjetas de memoria y discos SSD funcionan de forma prácticamente instantánea al ser introducidos en el equipo y reconocidos por este.
  • El tiempo de acceso a la información es mínimo y constante en la tecnología SSD ya que puede leer o escribir en cualquier parte de la memoria en cualquier momento. Ambos tipos, SSD y HDD distribuyen la información de forma fragmentada por toda la superficie de los discos, pero en el caso de los HDD esta distribución obliga al desplazamiento mecánico de las cabezas lectoras para llegar a los distintos fragmentos, aumentando el tiempo de acceso conforme se “fragmenta” el disco.
  • En los SSD y memorias, la tasa de transferencia de datos es prácticamente constante (de 100MB/s a 600MB/s, según modelos), con ligeras variaciones provocadas por la fragmentación de ficheros. Los discos HDD tienen una tasa de transferencia menor (alrededor de 140MB/s) y fluctúa mucho en función de la ubicación de los fragmentos de fichero. Los discos HDD, cuando trabajan con vídeo, requieren desfragmentaciones frecuentes para evitar un aumento del tiempo de acceso a los ficheros grandes, mientras que los SSD no necesitan de este proceso.
  • Los discos SSD no precisan de control de temperatura ya que soportan cierto calentamiento. Los HDD, trabajando por encima de 35°C, ven reducida su vida útil y por encima de 55°C puede sufrir daños la información que contienen. Así mismo, los SSD pueden funcionar a -55° mientras que los HDD no deberían hacerlo por debajo de 0°C.
  • Los SSD no presentan problemas de condensación. Los HDD si que requieren algún cuidado.
  • En cuanto a la susceptibilidad a los campos electromagnéticos, los HDD, pese a disponer de carcasas metálicas, son muy susceptibles a los campos electromagnéticos mientras que los SSD lo son en tanto en cuanto se puedan dañar los componentes electrónicos, no en que se pueda borrar la información que contienen.
  • El consumo de un SSD es aproximadamente la mitad de un HDD

Aplicaciones de los dispositivos de estado sólido en video

Como ya comentamos anteriormente, las tarjetas de memoria y los discos SSD se han impuesto como soporte de grabación dada su fiabilidad, tamaño y precio.

Fabricantes como Blackmagic, AJA Video Systems o Atomos producen equipos profesionales que trabajan con este tipo de soportes y recomiendan el uso de unos u otros en función de las prestaciones que demandan. Pero ¿como sabemos qué dispositivo es el adecuado?

El parámetro fundamental en vídeo es el flujo de datos generado. Estableciendo una comparación con la fotografía, el vídeo de Alta Definición sin comprimir sería el equivalente al trabajo en RAW, solo que en lugar de un cuadro o fotograma, transferimos 25 cuadros (fotogramas o fotografías) por segundo.

Para hacernos una idea, os recomiendo que os bajéis la Aplicación (APP) de AJA para el cálculo de espacio y flujo de datos

El vídeo HD 1080×1920@50 utiliza por minuto: 12,5GB de espacio y emplea un flujo de datos de 207MB/s. Es fácil deducir que con este volumen de datos, un disco de 256GB nos duraría algo menos de 20 minutos. En una tarjeta SDHC de 128GB es imposible grabar tal flujo de datos salvo que sea UHS-II y aún así, tendríamos tan solo 10 minutos de grabación. Sin embargo utilizando el códec de grabación adecuado podemos reducir tanto el tamaño del fichero como el flujo de datos necesario para su registro.

¿Cómo saber qué tarjeta o disco comprar?

En primer lugar debemos valorar el tiempo habitual de grabación con el que trabajamos: no tiene las mismas necesidades un cámara de noticias que la grabación de un documental de naturaleza. Siguiendo el ejemplo anterior, tampoco es igual la calidad de imagen necesaria en noticias que en la grabación de naturaleza o animales vivos.

Lo habitual para hacer compatibles estas situaciones es recurrir a un códec de grabación que sin reducir la calidad de imagen nos proporcione a la vez más tiempo de captura sin comprometer la calidad. Lo ideal es recurrir a codecs cuyo flujo de datos esté por debajo de los 100MB/s para el trabajo en tarjeta. Los discos SSD trabajan hasta 500MB/s, con lo que no hay problema de ancho de banda de datos. Uno de los códec más utilizados es el Apple ProRes, que supone una compresión equivalente de 8 a1, con lo que el anterior disco de 256GB pasa a soportar 2 horas de grabación, tiempo razonable para un trabajo de campo.

Definidas las necesidades de tiempo de la aplicación y la posibilidad de utilizar un códec, nos podemos plantear una u otra alternativa. Equipos como el Atomos Shogun registran durante 5 horas una señal 4K utilizando un disco de 2TB utilizando el códec ProRes 422HQ.

Si queremos trabajar con el equipo enrackado hay dos buenas alternativas con diferentes capacidades: el AJA Ki-Pro Rack con todo tipo de entradas y grabación secuencial en las dos bocas de disco o el Blackmagic HyperDeck Studio Pro 2, que también incorpora entradas analógicas y digitales.

Respecto al soporte a utilizar, Sandisk ha sido un referente en cuanto a desarrollo tecnológico y calidad de sus dispositivos de almacenamiento. Utilizar discos de primera marca como Sandisk o Transcend aseguran que no perderemos el trabajo realizado por una avería intempestiva.

Ante tanta variedad de productos os recomendamos que contactéis con el soporte técnico de Avacab para que os podamos aconsejar sobre el equipo que más se adecúa a vuestros requerimientos, tanto técnicos como de presupuesto.

 

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